La proactividad es simplemente lo contrario a la reactividad. Nos han educado para vivir reaccionando a lo que sucede a nuestro alrededor, a hacer responsables a otras personas o a causas externas de las cosas que nos suceden, de las cosas que hacemos y de cómo reaccionamos ante las diferentes situaciones del día a día.
La reactividad está tan arraigada en nuestra cultura que hasta el propio lenguaje que utilizamos la promueve. Cuando le cuentas a alguien que “te tienes que ir” porque has quedado, lo cierto es que no “te tienes que ir”. Lo más probable es que simplemente “hayas decidido ir”. Existe una sutil diferencia entre tener decidir hacer algo y tener que hacer algo. Decisión frente a obligación. Proactividad vs reactividad.
En tu vida diaria, personal y profesional, te encuentras un montón de veces con situaciones o actitudes de personas que no te gustan y que no puedes controlar, están fuera de lo que tú puedes influir. Aunque puedas intentar cambiar una situación en el trabajo o a una persona, es posible que funcione o es posible que no. Sin embargo, hay algo que puedes cambiar con una seguridad del cien por cien: tus pensamientos y tus acciones.
Pero seguimos enfadándonos, preocupándonos y perdiendo el tiempo criticando sucesos o personas que no nos gustan.
Circulo de preocupación y círculo de influencia
Según explica Stephen R. Covey en su libro "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva" , la proactividad parte de saber diferenciar entre aquello en lo que podemos influir (círculo de influencia) y aquello que nos preocupa (círculo de preocupación). De todo lo que nos preocupa, hay cosas en las que podemos influir. Sin embargo, ¿qué sentido tiene preocuparnos por aquello sobre lo cual no podemos generar ningún cambio?
Una persona proactiva es siempre consciente de sus principios y sus valores y no permite que causas externas fuera de su control le hagan apartarse de esos principios, es decir, le hagan actuar de forma reactiva. No tiene que decidir cómo reaccionar porque esa decisión ya la tomó en el momento en que definía sus principios y valores. Las personas proactivas se centran en todo aquello que realmente pueden cambiar y controlar. Cuando una situación no les conviene, tratan de solucionarla actuando sobre su círculo de influencia y nunca fuera de él.
Obviamente, como cualquier ser humano, cometen errores pero son personas expertas en reconocer cuántos de esos errores son responsabilidad suya y qué es lo que pueden cambiar de si mismas para repetir ese mismo error. En el lado contrario, como probablemente ya habrás vivido en tu persona o en otras, las gente reactiva tiende a poner toda la responsabilidad de sus errores en causas externas.
Algunos ejemplos
Actitudes reactivas, centradas en causas fuera de tu control, como el tráfico, el pasado o tu jefe:
“El tráfico nos ha hecho llegar tarde y perder este importante cliente”
“Sabía que lo que has dicho arruinaría la reunión”
“Mi jefe lleva años amargándome la vida”
Su cara proactiva, que actúa sobre lo que podemos controlar:
“Al ser un cliente importante, he salido mucho antes por si había tráfico”
(principio de puntualidad y consideración)
“He expresado mi desacuerdo con lo que has dicho porque en ese momento pensé que arruinaría la reunión”
(principio de expresar respetuosamente nuestra opinión sin temer equivocarnos)
“La personalidad de mi jefe me hizo cambiar de trabajo a las dos semanas. Ahora llevo años encantado con el jefe de la empresa a la que me cambié”
(principio de no temer el cambio al salir de nuestra zona de confort)
Conclusiones
A pesar de que muchas cosas te suenen obvias, seguimos centrando una gran cantidad de nuestra preocupación en las acciones de otras personas o en hechos pasados o futuros fuera de nuestro control. Nuestro cerebro nos confunde ya que el pobre no distingue entre pensar mucho en algo y actuar realmente para solucionarlo. Por eso es importante aprender a descubrirnos malgastando nuestro tiempo y energía en cosas que no podemos controlar y cambiar nuestro foco hacia nuestro presente y lo que está a nuestro alcance.
Aprende a identificar lo que puedes controlar y lo que no. Para empezar, tus principios, tus pensamientos y tus acciones son lo que más tienes a mano...
¿Y tú? ¿Te consideras una persona proactiva? ¿Cuántas veces has malgastado tu tiempo en cosas que no puedes controlar?
¿Y yo quién soy para estar contándote esto?
Soy Sergio López, fotógrafo de interiores y arquitectura. Aunque no soy ningún experto, soy un devorador de libros de Marketing, Psicología o Finanzas. Si a mí me ayudan a desarrollar mi vida y mi negocio, creo que a ti también te ayudarán.