Lo malo del Marketing
Hacia tiempo que le debía este artículo al marketing. Después de haberte mostrado algunas de las argucias con las que el neuromarketing juega con nuestro cerebro, hoy me toca hablarte un poco de por qué, aún así, creo que el marketing no es algo malo.
Si eres de las personas que trabaja en marketing con la conciencia tranquila, este es el artículo que puedes enseñarles a todas esas personas que te dicen que te alejes de este mundo y que vender es malo.
“Aléjate del marketing”
Eso es lo que me dijo una amiga entre cervezas cuando le conté que estaba leyendo algunos libros de marketing y de ventas. No sé si en otros países sucede lo mismo pero está claro que en España existe una cierta concepción errónea sobre el marketing y sobre la figura del vendedor.
Tenemos al vendedor como una persona arrogante que trata de engañarnos, incluso de timarnos para que gastemos tontamente nuestro dinero en algo que no funciona bien o que no necesitamos. Yo también lo he sufrido, comerciales de compañías telefónicas o de seguros que te llaman cada dos por tres, a horas intempestivas y que, cuando les dices que no te interesa, se ponen bordes. No voy a contradecir esto. Este tipo de compañías y sus métodos han contribuido a ensuciar la figura del vendedor y el concepto que tenemos del marketing.
Sin embargo, igual que sabes que hay buena comida y mala comida. También existe el buen marketing y el mal marketing. Y, en mi humilde opinión, las compañías telefónicas que te llaman a todas horas o los comerciales (porque son comerciales) de un sinfín de ONG que te paran en cada esquina (al menos en Barcelona) están haciendo un mal marketing. Como digo yo, son el “spam” humano.
¿Qué es entonces el buen marketing? El buen marketing es el que te hace encontrar la farmacia de guardia más cercana en tu smartphone cuando vas por la calle un domingo o el que te ayuda a distinguir un supermercado de la oficina de Correos.
El marketing juega con nuestra mente
Por supuesto que juega. Cualquier profesional apasionado por el marketing no va a trabajar, sale a jugar. A jugar con el marketing y con tu cabeza, con la psicología humana. Y es que una de las mayores responsabilidades que debería tener cualquier persona que trabaje en este ámbito es la de estudiar y entender la psicología humana.
Y es que sólo comprendiendo cómo funciona el ser humano, cómo funciona su mente, un buen profesional del marketing podrá salir a jugar limpio. Podrá ayudar a satisfacer los deseos y necesidades de las personas con el mejor producto o servicio. Sabrá ponerlo a disposición de esa persona en el momento en que lo necesite, en el momento en que esa persona le dé permiso para ponérselo delante de las narices. Eso también es marketing. Es más, es que eso es marketing.
El marketing es egoísta
Como te decía por ahí arriba, lo admito, a mí también me han llamado los sin vergüenzas del marketing a las diez de la noche para que me cambiase de compañía de móvil. El marketing solo sirve para llenar las arcas de las empresas a costa de las pobres personas que caen en sus trampas. Esos empresarios ricachones sólo piensan en sí mismos.
Ahora imagínate a ti, si es tu caso, o si no, a un técnico de marketing, un vendedor, un comercial... lo que quieras. Imagínate a ese profesional que trabaja para su propio negocio o para la empresa de otro y sabe firmemente que el servicio o producto que ellos venden es increíble, creen que es algo que facilitará o mejorará la vida de todas esas personas a las que va dirigido por su calidad, su precio o porque realmente es algo revolucionario.
Imagínate el caso de la fregona. Como sabes, a mediados del siglo XX a alguien se le ocurrió unir un palo a una trapo para evitar que la gente se tuviese que agachar a limpiar el suelo, con el consecuente esfuerzo físico y dolores de espalda que eso conllevaba. Imagínate a ti fregando el suelo de tu casa de rodillas.
¿No hubiese sido egoísta por parte de quien inventó la fregona saber que tenía un producto que mejoraría la vida de millones de personas y no haberlo hecho público? De alguna manera el marketing, el buen marketing, es capaz de hacer llegar a las personas adecuadas las creaciones humanas más maravillosas en el momento de su vida que más las necesitan.
¿El marketing es malo?
Por supuesto, y como casi siempre, si quieres profundizar en esta visión del marketing, te animo a leer Esto es marketing: no uses el marketing para solucionar los problemas de tu empresa: úsalo para solucionar los problemas de tus clientes de Seth Godin.
Recuerda que las tiendas ecológicas, las campañas contra la violencia o las cocinas sociales también dependen del marketing para llegar a las personas adecuadas.
No metas el mal y el buen marketing en el mismo saco. Cuando los buenos profesionales salen a jugar, el buen marketing gana por goleada por repercusión y presencia en tu vida. Y si pensabas que el marketing es malo, es que esos buenos profesionales lo han hecho tan bien que ni siquiera te has dado cuenta.
¿Nunca le has comentado esa cosa concreta a esa persona específica porque sabes que le gustará? Ese restaurante, parque, libro o película especial que recomiendas a esa persona en concreto y a ninguna más porque sabes que le va a encantar, que le va a hacer feliz. Esa persona en concreto se ha sentido agradecida porque la conoces bien y sabes lo que le gusta, ¿verdad? La has hecho feliz por un segundo, ¿no?
Pues eso es el marketing.
¿Y yo quién soy para estar contándote esto?
Soy Sergio López, fotógrafo de interiores y arquitectura. Aunque no soy ningún experto, soy un devorador de libros de Marketing, Psicología o Finanzas. Si a mí me ayudan a desarrollar mi vida y mi negocio, creo que a ti también te ayudarán.